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lunes 21 de Mayo del 2018
1. Etimología
de piromanía
2. Definición
3. La
piromanía: un trastorno del control de los impulsos
4. Etiología
(causas) del trastorno
4.1. Factores individuales
4.2. Factores ambientales
4.3. nivel neurobiológico
5. No
confundir pirómano con incendiario
5.1. Pirómano
5.2. Incendiario
6. Piromanía
en niños
7. Piromanía
en adultos
8. El
perfil del pirómano
9. Síntomas
de la piromanía
10. Tratamiento……
10.1. Niños y adolescentes
10.2. Adultos
11. Prevención
Referencias
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Pyrós. Esta palabra griega hace referencia a uno de
los cuatro elementos primordiales de la naturaleza para los griegos, el fuego.
Este elemento ha presentado a lo largo de la historia una interesante
dicotomía, siendo capaz de simbolizar energía, dinamismo, calor, afecto y
pasión, pero también odio, destrucción y locura.
El fuego ha estado presente en la vida humana desde
sus comienzos, ya en la forma amenazante del incendio provocado por el rayo,
como acompañante de ceremonias y rituales o como importante arma defensiva ante
los depredadores, la fascinación que éste ejerce sobre algunas personas hace
que éstas puedan dejarse llevar por el impulso de provocarlo sin considerar la
notable destrucción que puede acompañar dicha acción. La conducta humana es con
relativa frecuencia impulsiva, entendiendo
por tal, la conducta no premeditada,
aparentemente urgente y acompañada de gran tensión. Sin embargo, la educación y
las normas sociales nos enseñan a modular dichos impulsos dejando que sólo se
manifiesten aquellos que no tienen un perjuicio para nosotros mismos o los
demás. Cuando existe una incapacidad para resistirse a este impulso entramos dentro
del campo de la patología.
Algunas personas presentan una fijación excesiva en
él, necesitando provocarlo con el fin de tranquilizar su tensión y ansiedad,
calmando sus impulsos independientemente de los graves efectos que pueda
provocar en el entorno u otras personas o animales. Estas personas padecen el
trastorno conocido como piromanía.
- Etimología de
piromanía
La palabra “piromanía” está formada por raíces griegas
y significa “afición incontrolable de prender fuego”. Sus componentes léxicos
son: pyros (fuego) y manía (furia, rabia, excitación,
locura).
- Definición
La piromanía es un trastorno mental que requiere un
tratamiento psicológico y psiquiátrico caracterizado por el impulso de iniciar
incendios. las características esenciales de este trastorno son: que el sujeto,
denominado comúnmente piromaníaco o pirómano, suele sentir la presencia de una
conducta reiterada de prender fuego, la fascinación en la contemplación de este
fenómeno, el intenso interés por todos los elementos que le rodean, un aumento
de la tensión antes de producirlo y alivio emocional una vez realizado.
- La piromanía: un
trastorno del control de los impulsos
La piromanía es un trastorno del control de los
impulsos, los cuales se caracterizan por la presencia de una necesidad
incontrolable de llevar a cabo un acto perjudicial o ilegal, sin tener en
cuenta las repercusiones de este. En este tipo de trastornos aparece
súbitamente un elevado nivel de tensión que necesitan aliviar cometiendo el
acto en cuestión, tras el cual sienten un bienestar elevado. Este proceso
recuerda en gran medida al observado en los trastornos de ansiedad, la
dependencia y otros trastornos por abuso de sustancias o el trastorno obsesivo
compulsivo.
En el caso de la piromanía, el diagnóstico se lleva a
cabo ante individuos que han provocado incendios de manera deliberada en más de
una ocasión, sintiendo tensión antes de provocarlo y produciéndose una elevada
sensación de bienestar tras el inicio del incendio o tras ver sus
consecuencias. La provocación del incendio no es debida a la persecución de un
beneficio económico, personal o social. Estos individuos presentan en todo
momento una elevada fascinación por la observación de las llamas.
- Etiología (causas)
del trastorno
4.1. Factores individuales
Los factores individuales que contribuyen a la
conducta incendiaria incluyen:
Ø Comportamientos y actitudes
antisociales. Los pirómanos
adolescentes a menudo han cometido otros delitos, como vandalismo, violación u
otros delitos sexuales no violentos.
Ø Búsqueda de sensaciones. Algunos jóvenes se sienten atraídos por comenzar un
fuego por el aburrimiento y la falta de otras formas de recreación.
Ø Búsqueda de atención.
Comenzar un fuego se convierte en una forma de provocar reacciones por parte de
los padres y otras autoridades.
Ø Falta de habilidades
sociales. Muchos jóvenes detenidos por conducta
incendiaria son descritos por otros como “solitarios” y tienen pocas o ninguna
amistad.
Ø Falta de habilidades de
seguridad contra incendios y
la ignorancia de los peligros asociados con la conducta incendiaria.
4.2. Factores ambientales
Los factores ambientales en comenzar un fuego en
adolescentes abarcan:
Ø Mala supervisión por parte
de los padres.
Ø Psicopatología de los padres. Los pirómanos son significativamente más propensos a
haber sido física o sexualmente abusadas que los niños de niveles económicos o
geográficos similares. También tienen más probabilidades de haber sido testigos
del abuso de drogas o comportamientos violentos de los padres.
Ø Presión de grupo. Tener compañeros que fuman o que juegan con el fuego
es un factor de riesgo.
Ø Acontecimientos vitales
estresantes. Algunos niños y
adolescentes recurren a comenzar un fuego como una forma de hacer frente a las
crisis en sus vidas y / o por un limitado apoyo familiar para hacer frente a
las crisis.
4.3. nivel neurobiológico
A nivel neurobiológico se ha visto correlacionado, al
igual que el resto de los trastornos de los impulsos, con la presencia de bajos
niveles de serotonina a nivel cerebral, así como también una desregulación en
dopamina y noradrenalina. Se ha observado también la presencia de hipoglucemia
en muchos individuos pirómanos.
Asimismo, el lóbulo temporal y el sistema límbico
tienen cierta participación en este trastorno, debido a la gestión de impulsos
y emociones. También se ve involucrado el lóbulo frontal y la corteza
orbitofrontal, fallando en el proceso de inhibir la conducta.
5. No confundir pirómano con
incendiario
5.1. Pirómano:
Se
le llama a toda aquella persona con tendencia patológica a la provocación de
incendios, al sujeto que padece piromanía se le denomina piromaníaco o
pirómano. Se dice que el pirómano siente atracción por todo lo relacionado con
el fuego, este individuo siente placer y se regocija viendo los árboles, casas,
vehículos etc. quemarse y su mismo trastorno mental le impide medir el daño
causado, disfruta ver como el fuego hace de las suyas. Según Wikipedia la
piromanía forma parte de la tríada psicopática, juntamente con la enuresis y el
maltrato animal.
5.2. Incendiario:
Un
incendiario es toda aquella persona que de forma intencionada decide provocar
incendios con premeditación, con ánimo de lucro o simplemente por hacer daño,
el incendiario está consciente del daño que va a causar, pero no se detiene y
antepone su propósito individual a los intereses de la colectividad.
Está clara la diferencia entre un pirómano y un
incendiario, el primero actúa por un problema mental y al segundo lo mueve un
interés personal, mientras el pirómano debe recibir tratamiento psiquiátrico,
el incendiario debe ser castigado.
Para que se entienda mejor, un trastorno del control
de impulsos lo es también la bulimia, por ejemplo. Una persona que sufre
bulimia no puede parar de comer porque no controla su conducta. En el caso del
pirómano, éste tiene impulsos y deseos de quemar ‘algo’, y no los puede
controlar.
Obviamente tanto el pirómano como el incendiario
suponen un peligro para la sociedad. Sólo que el pirómano tiene un trastorno y
aunque sabe lo que está haciendo, lo desea hacer con todas sus fuerzas. A
diferencia del incendiario, él nunca se mueve por fines políticos, religiosos o
para hacer daño a alguien. Sin embargo un incendiario puede que disfrute o no
viendo el fuego, pero de lo que disfruta o se lucra es de las consecuencias de
éste, del daño que causa a terceras personas.
6. Piromanía en niños
La
piromanía es el responsable en un porcentaje muy pequeño de casos de incendios
en los que un niño o adolescente es el sospechoso. Sin embargo, los niños de
tan sólo tres años de edad pueden desarrollar la piromanía. Para que un niño
sea diagnosticado como un pirómano, debe tener un historial de incendios de
manera deliberada, y debe ser demostrado la fijación en el fuego no se puede
atribuir a los intentos de venganza, motivos financieros, daño cerebral u otros
trastornos psicológicos tales como trastorno de personalidad antisocial. Se debe
demostrar que el niño tiene una atracción por el fuego y experimenta
sentimientos de satisfacción o alivio después de provocar un fuego.
7. Piromanía en adultos
La piromanía en adultos se asemeja a los de otros
trastornos de control de impulsos, como los trastornos de abuso de sustancias,
el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastornos de ansiedad y los trastornos
del estado de ánimo. La piromanía en adultos se ha asociado con síntomas que
incluyen depresión, pensamientos de suicidio, los conflictos repetidos en las
relaciones interpersonales, y la poca capacidad para hacer frente al estrés.
8. El perfil del pirómano
Para que podamos hablar de piromanía, el sujeto ha de
cumplir una serie de requisitos según el manual de referencia en Psicología
DSM-V. Estos criterios son los siguientes:
ü Que la persona haya provocado incendios en más de una
ocasión.
ü Que la persona que provoca el fuego tenga fascinación
por el fuego. La persona pirómana está encantada con el fuego, lo disfruta, le
apasiona e incluso en algunos casos la literatura habla de llegar a sentir ‘un
orgasmo’ al verlo.
ü La persona siente tensión antes de provocar el
incendio. Siente emociones de activación emocional que necesita ‘romper’ sólo
si incendia ‘algo’.
ü Después del incendio la persona tiene alivio y
bienestar por provocar el fuego, nunca por satisfacción de haber hecho daño a
alguien, en todo caso satisfacción de haber conseguido ‘algo grande’ para él.
ü La persona no provoca el incendio por motivos
económicos, ni políticos, ni convicciones religiosas. Nada que ver con esto. En
todo caso la persona lo provoca porque se siente bien al realizarlo.
ü El perfil del pirómano medio es un hombre de mediana
edad, con un cociente intelectual relativamente bajo sin llegar a tener retraso
mental, que además suele consumir alcohol en el momento que lo realiza. No es
necesario que esté borracho, solamente el tener unas copas de más le facilita
atreverse a hacer ‘eso que tanto placer le produce: provocar fuego’. Además, es
habitual que desde pequeño le haya gustado, incluso fascinado el fuego.
9. Síntomas de la piromanía
Entre los síntomas más destacados que va a
mostrar una persona que sufre piromanía, y que nos pueden ayudar a
anticiparnos en cierta medida a sus actos, se encuentran los siguientes:
ü
Interés e incluso
admiración por el mundo del fuego y las profesiones que tienen que ver con este
elemento, como bomberos o retenes.
ü
Conducta incendiaria
repetida en el tiempo; el tamaño del incendio o las consecuencias de este no
son lo determinante, sino el acto mismo de quemar algo.
ü
Al tratarse de un
trastorno del control de los impulsos, el pirómano va a sentir un irrefrenable
deseo por iniciar un fuego, lo que le provoca gran tensión.
ü
Una vez cometido el acto
la persona siente un gran gozo por haberse liberado de aquella tensión, a la
vez que se regodea con el resultado y sus consecuencias.
ü
Admiración por la visión
del fuego provocado por otros pirómanos, pensando en cómo se sentiría si lo
hubiese hecho él.
ü
Búsqueda de aproximación
al fuego y a sus propios incendios, siendo un observador de primera línea para
contemplar su obra.
ü
Es habitual la ausencia de
remordimiento, sin autocrítica ni arrepentimiento por el acto incendiario, e
incluso ni siquiera por sus consecuencias.
10. Tratamiento
La piromanía suele tratarse con una terapia de
modificación de conducta, tanto en niños como en adultos. La modificación de la
conducta pretende condicionar el comportamiento basado en un sistema de
recompensa y castigo. Las conductas deseadas se refuerzan a través de
respuestas positivas.
10.1.
Niños y adolescentes
El tratamiento de niños y adolescentes parece ser más
eficaz cuando se sigue un enfoque de gestión de casos en lugar de un modelo
médico, debido a que muchos pirómanos jóvenes provienen de hogares con
problemas familiares.
El tratamiento debe comenzar con una entrevista
estructurada con los padres, así como el niño, con el fin de evaluar las
tensiones en la familia, las pautas de supervisión y disciplina, y factores
similares.
La siguiente etapa en el tratamiento se debe adaptar a
cada niño y su situación en el hogar. Una variedad de enfoques de tratamiento,
incluyendo las habilidades de resolución de problemas, manejo de la ira,
habilidades de comunicación, y la reestructuración cognitiva pueden ser
necesarios para hacer frente a todos los problemas emocionales y cognitivos que
intervienen en cada caso.
10.2.
Adultos
La piromanía en adultos se considera difícil de tratar
debido a la falta de comprensión y cooperación por parte de la mayoría de los
pacientes diagnosticados con el trastorno. Generalmente, el tratamiento
consiste en una combinación de medicamentos y psicoterapia. La terapia familiar
e intervención comunitaria son otras opciones terapéuticas. En algunos casos,
un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), a menudo se
utiliza como antidepresivo, se prescribe para pirómanos para ayudar a controlar
sus impulsos.
11. Prevención
La prevención de la piromanía requiere un enfoque
amplio y flexible para el tratamiento de niños y adolescentes que provocan
incendios. Además de una mejor evaluación de los jóvenes y sus familias, la
educación de seguridad contra incendios es una estrategia preventiva importante
que a menudo se pasa por alto.
Además de las medidas preventivas dirigidas
específicamente a comenzar un fuego, se pueden desarrollar programas para
mejorar la capacidad para el auto-control.
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- Santos, J.L; García, L.I.; Calderón, M.A.; Sanz, L.J.; de los Ríos, P.; Izquierdo, S.; Román, P.; Hernán Gómez, L.; Navas, E.; Ladrón, A y Álvarez-Cienfuegos, L. (2012). Psicología Clínica. Manual CEDE de Preparación PIR, 02. CEDE. Madrid.
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- Aniceto del Castillo, J. J. (2008). Psicología
criminal: ¿incendiario o pirómano? Claves para la determinación de la
piromanía como causa de los
incendios forestales. Instituto andaluz interuniversitario
de Criminología.
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